LAS FINANZAS PÚBLICAS Y EL ESTADO DEL BIENESTAR DESPUÉS DE LA PANDEMIA

Pretendo en este texto responder a la cuestión a la que me dirige el editor de este número Monográfico. Para ello repaso los efectos de la crisis pandémica en su reflejo en las finanzas públicas y me atrevo a proponer como campos de interés para el análisis de lo que pueda ser la evolución del Estado del Bienestar en atención a tres ámbitos: (i) el de la conexión de bienestar con el mercado de trabajo y la economía en general. Tanto la desigualdad a combatir como los niveles de renta van a depender de la ocupación y del trabajo de mayor o menor calidad que se cree, de modo que el Workfare ahora más que nunca ha de acompañar las políticas de Welfare; (ii) a cómo las nuevas necesidades sociales se están moviendo con la longevidad, en lo que atañe al factor implícito de la soledad y el aislamiento; y (iii) los efectos de las dos cuestiones anteriores (esperanza de vida y nuevas ocupaciones) en los equilibrios generacionales del bienestar, por lo que atañe sobre todo a la fiscalidad y la redistribución.